Michael Jordan decía que "nunca digas nunca, porque los límites, al igual que los miedos, son a menudo solo una ilusión", y no es esta una afirmación baladí si nos fijamos en la historia que a continuación vamos a abordar. 'Cruzar el charco' nunca debe ser una decisión fácil de tomar, sobre todo si es para tratar de iniciar una nueva etapa en la vida, pero como señalaba el mítico jugador de la NBA, reconocer que los obstáculos frenan pero no paran y que se puede conseguir todo lo que uno se propone lleva a cometer este tipo de actos nada desdeñables.
Pongamos la escena en situación, para no andar con más rodeos: un viaje de Buenos Aires a Valencia, un cambio de deporte en la infancia y la superación de unas barreras que, a priori, pudieran parecer inimaginables a ojos del resto del público. Con tan solo 18 años, Ramiro Milano está sin duda alguna luchando por su sueño, disfrutar de su carrera deportiva e intentar llegar al más alto nivel, algo que tiene un mayor valor si tenemos en cuenta que practica balonmano y que cuenta con un hándicap muy importante para desarrollar esta disciplina: nació sin la mano izquierda.
Ramiro Milano: "A mis padres les debo todo, siempre me ayudaron con mis decisiones"
FÚTBOL POR BALONMANO, UNA DECISIÓN ARRIESGADA
No toda la historia de Ramiro Milano gira en torno al balonmano. Sin ir más lejos, hasta los 12 años practicaba fútbol, alternando ambas disciplinas y compaginándolas con eficacia. "Me gustaban mucho los dos deportes, disfrutaba también con el fútbol y jugué desde los cuatro años", señala el bonaerense, que tuvo una efímera pero destacada relación con el 'deporte rey' en su país: formó parte durante varias temporadas de la cantera de Boca Juniors, ganando varios torneos, y captando la atención del Fútbol Club Barcelona, que lo fichó para su academia en la capital argentina.
Cansado del "sacrificio que suponía alternar con el balonmano y del ambiente que había en el fútbol argentino", Ramiro Milano decide comprometerse al cien por cien con el balonmano. A las puertas de la adolescencia y con una proyección importante en el mundo del balompié, su vida deportiva da un giro de 180 grados. Su decisión, sus razones y su forma de hablar del tema sorprenden a primera vista: "En un mismo fin de semana jugué partido de balonmano y de fútbol. Perdí el primero pero salí contento, empaté y marqué gol en el segundo pero salí enfadado. La diferencia era visible y la decisión ya estaba tomada: quería centrarme exclusivamente en el balonmano".
Guillermo Milano: "Ramiro es capaz de hacer cosas que uno no se llega a creer, parecen prácticamente imposibles"
Un cambio de deporte que de primeras puede chocar porque, para jugar a balonmano, el jugador argentino disponía de una desventaja mayor que el resto, bastante más marcada que en el caso del fútbol. Sin embargo, el 40x20 no era territorio desconocido para Ramiro Milano: su padre, Guillermo Milano, fue jugador y actualmente es el segundo de Manolo Cadenas en el banquillo de la selección argentina. "Yo creo que al ver tanto balonmano desde pequeño me empezó a gustar cada vez más", reconoce el bonaerense, que siempre ha tenido como principales apoyos a sus padres: "Nunca me presionaron, disfrutaban conmigo y siempre me ayudaron con mis decisiones, les debo todo".
El propio Guillermo Milano no esconde que "tenía ilusión porque Ramiro jugase al balonmano, pero yo disfruté junto a él en el fútbol, e incluso me chocó su decisión de dejarlo y centrarse en balonmano, donde podía tener más barreras para crecer y desarrollarse como deportista; sin embargo, Ramiro es capaz de hacer cosas que uno no se llega a creer, parecen prácticamente imposibles, y eso como padre es reconfortante y te emociona". Sin dejar de mostrar su tremendo orgullo por su hijo, Guillermo añade una frase definitoria: "El mérito es que él eligió jugar un deporte en el que partía con clara desventaja, y ha sido capaz de hacerse un hueco y luchar por su sueño y por una carrera deportiva, por qué no, al más alto nivel".
EN BUSCA DEL SUEÑO EUROPEO
Si el vínculo de Ramiro Milano con el balonmano comienza prácticamente desde la cuna, su unión con Dorrego Handball es igual de fuerte y duradera, "el club de mi vida, es una familia para mí y me han ayudado a ser quién soy hoy". Sin embargo, la ambición de este extremo izquierdo parece no tener límites, y este 2018 llegaba una de sus mejores experiencias: la llamada de la selección argentina juvenil. Durante casi un año, el jugador bonaerense estuvo ejercitándose junto a los mejores de su generación con el objetivo de hacerse un hueco en el plantel definitivo de la albiceleste.
La negativa en la llamada final supuso un duro golpe para Ramiro Milano que, lejos de ver frenada su progresión, decidió dar un paso hacia delante: "Desde hace tiempo ya tenía la idea de venir a Europa, mi idea es seguir mejorando y creciendo y creo que en España el nivel es lo suficientemente alto como para dar un salto de calidad". En Valencia, concretamente en el Balonmano Mislata, Ramiro iba a encontrar su gran oportunidad de la mano de Mauro Longarini, presidente y entrenador del Juvenil A del club.
Mauro Longarini: "Hicimos todo lo posible por que pudiera venir"
El entendimiento fue casi instantáneo entre las dos partes, y a principios de 2019 Ramiro Milano aterrizaba en territorio español: "Estoy cumpliendo uno de mis sueños". Una situación que, en palabras del propio Longarini, fue "fácil de alcanzar gracias a la relación que tengo con su padre, sabía de la historia de Ramiro y seguimos de cerca su trayectoria; en cuanto supimos que quería probar la experiencia europea, hicimos todo lo posible por que pudiera venir".
La adaptación a la vida a orillas del Turia no pudo ser mejor, y el propio jugador reconoce que "me han recibido perfectamente, son muy buenos técnicamente y físicamente y los entrenamientos son muy intensos". Por su parte, Mauro Longarini señala que "al principio hubo un sentimiento generalizado de admiración, fue una mezcla de muchas emociones, porque también te llevas la sorpresa de ver cómo alguien al que le falta una mano entrena y trabaja como uno más; cuando uno es bueno, lo demás no importa".
Palabras similares son las que utiliza el capitán del Juvenil A, César Clemente, para hablar de un Ramiro Milano que "nos ha reforzado sobre la pista, es magia, y además es muy divertido y amable, una gran persona". El propio Clemente afirma que, "si digo la verdad, yo no sabía lo de la mano y al verlo quedé en shock, pensé que era imposible que pudiera jugar, pero luego se puso a entrenar y la sorpresa fue aún mayor al ver su calidad".
LA FORTALEZA MENTAL COMO PRINCIPAL VIRTUD
El camino que ha tenido que recorrer Ramiro Milano hasta llegar a lo que es hoy, tanto como deportista como persona, no ha sido nada fácil. El propio jugador reconoce que "en el fútbol no tenía problemas, pero es cierto que cuando cambié a balonmano me encontré con algunas trabas, pero yo siempre las vi como oportunidades de aprender y crecer". Su padre Guillermo afirma con firmeza que, "a pesar de los obstáculos, a pesar de la diferencia con respecto a los demás, yo siempre le he visto potencial, y eso es algo que también llega a través del trabajo y el sacrificio".
Sus referentes son dos de los mejores extremos izquierdos del mundo, Uwe Gensheimer y Timur Dibirov, aunque "admiro a Ivan Čupić, es un caso diferente al mío pero ha sabido entrenar duro para llegar hasta donde ha llegado a pesar de faltarle un dedo". Trabajo y sacrificio son precisamente dos palabras clave en la vida de Ramiro Milano, recogidas a la perfección en una frase que él mismo utiliza como lema: "Hay que tener fe, trabajar mucho y sacrificarse para lograr los sueños que uno quiere, y sobre todo, no venirse abajo ante los problemas que vengan".
Ramiro Milano: "Hay que tener fe, trabajar mucho y sacrificarse para lograr los sueños que uno quiere"
Sorprende la madurez del de Buenos Aires a pesar de su juventud, algo que valoran y destacan sus compañeros y entrenadores: "Es un gran jugador, ha desarrollado una recepción y una agudeza visual que el resto de deportistas no tienen, y ha sabido convertir la dificultad en virtud; pero sobre todo, posee una fortaleza mental que yo pocas veces he visto en gente de 18 años", señala Mauro Longarini. Palabras similares las de César Clemente, que reconoce que "para nosotros ha sido un refuerzo muy importante, tanto en la pista como en el vestuario, gracias a su mentalidad y a su manera de afrontar los problemas".
"Si dentro de la pista tiene virtudes, fuera se multiplican; el tener 18 años, irse a 10.000 kilómetros de su casa a priori con una desventaja respecto al resto, y luchar por su sueño, afrontándolo con naturalidad, es algo espectacular". Estas son las palabras de Mauro Longarini que reflejan perfectamente lo que es Ramiro Milano: fuerza, trabajo, sacrificio y, sobre todo, superación de barreras. Porque, como iniciamos el artículo, "nunca digas nunca, porque los límites, al igual que los miedos, son a menudo solo una ilusión".
Fotografía: Balonmano Mislata, Guillermo Milano