Un clásico con demasiado en juego

Mañana se disputará la tercera y última jornada de la primera fase del Campeonato de Europa 2010 que se está celebrando en Austria en el grupo D, en el que están España, Francia, Chequia y Hungría.

Abrirá la jornada todo un clásico continental. El duelo hispano-francés se ha repetido en 72 ocasiones, con una equidad máxima, 32 victorias para España, 34 para Francia y 6 empates.

El primer choque data del 13 de diciembre de 1952, durante el Campeonato del Mundo, donde Francia vencía 23:11, tónica que seguiría durante los siguientes años, hasta que el 7 de abril de 1963, en la IV Copa Latina celebrada en Madrid, España lograba su primera victoria ante el conjunto galo por 16:11.

Si cerramos la historia desde los Juegos Olímpicos de Barcelona ’92, donde Francia también se llevó el choque (12:18), hasta nuestros días, victorias y derrotas se han ido alternando.

En 1993 durante el Mundial sueco, España caía de 2 (21:23), pero al año siguiente en el I Europeo celebrado en Portugal, la victoria caería del lado español 28:25.

Aún están en la memoria aquella doble confrontación de los Juegos Olímpicos de Atlanta ‘96, con derrota y posterior victoria española, o el triunfo en el Mundial de Egipto de 1999 (23:18).

Nuevamente en el Europeo de Croacia ’00, España cayó en la primera fase, ganando posteriormente 24:23, suerte que no acompañaría en los Juegos Olímpicos de Sidney ’00 donde caímos  de dos goles (23:25).

Dos años después, en el V Europeo celebrado en Suecia, España ganaba 27:24, aunque en las dos citas siguientes, Mundial de Portugal ’03 y JJ.OO. de Atenas ’04, la suerte nos era esquiva.

Mucho más reciente fue el partidazo de la primera fase del Europeo de Suiza, en el que estuvieron algunos de los jugadores que hoy están en el equipo nacional, donde, de la mano de Pastor, se derrotaba a los de o­nesta 27:24, aunque en la final no se tuvo la suerte de repetir resultado, con un equipo que pagó el esfuerzo físico, perdiendo el oro 23:31.

El Europeo de Noruega ’08 no pintó de cara, y España, que no estuvo en semifinales por esos detalles de suerte que te mandan de las semifinales al 9º puesto, el equipo español cayó de un gol (27:28), quedando fuera de la lucha por las medallas.

Los dos últimos enfrentamientos datan de los Juegos Olímpicos de Pekín, donde los galos se proclamaron campeones, derrotando a España en la primera fase 21:28, y la gran fiesta del balonmano español en la I Semana Internacional de Madrid, donde en un Palacio de los Deportes que registró record de asistencia a un partido de balonmano con 11.700 espectadores, España y Francia firmaron tablas a 23.

Mañana todo esto serán recuerdos, porque cada partido es un mundo, una nueva motivación.

España viene de un Mundial mediocre en el que Francia se proclamó campeón, pero la tendencia actual hace que el encuentro que cierra esta primera fase tenga unas connotaciones de igualdad máxima, al menos sobre el papel.

Francia ha sufrido mucho en los dos primeros partidos de este Europeo, empatando con Hungría y ganando por un gol a Chequia. En ambos duelos los de o­nesta estuvieron contra las cuerdas, los húngaros tuvieron balón de partido, y los checos de empate.

Por el contrario España ha dado dos recitales de los que toda la Europa balonmanística habla estos días. Dos clases magistrales de balonmano que han servido para reafirmar el juego de un equipo que ha recibido la inyección de moral y confianza que necesitaba.

Un equipo campeón

Los campeones del mundo y olímpicos tienen un plantel repleto de estrellas y que a buen seguro serán piezas angulares a las que Valero les ofrecerá una atención especial.

Karabatic, el mejor jugador del mundo, destaca por su magistral dirección del juego, su potencia y la solvencia en los uno contra uno; Narcisse es la efectividad en persona, su lanzamiento es demoledor desde la larga distancia como en penetraciones; la genialidad de Abaló, un extremo polivalente que ofrece un rosario de alternativas ofensivas de todo orden; la eficacia de Omeyer, quien recibió la pasada semana el galardón como mejor portero del mundo; Jerome, aporta la experiencia y sentido al juego galo; y Beltrand Gille, uno de los tres mejores pivotes del mundo, que pese a seguir renqueante de su operación de tendón de Aquiles, es un valor seguro. El resto, un abanico de grandes jugadores que completan una plantilla de lujo, bajo la dirección de o­nesta, técnico avalado por títulos y estética del juego de su selección. Su defensa se basa en un rocoso 6:0 con Dinart, y sus contras, manejadas por Gigou, son letales.

La cita mañana a las 18:15 h. en directo por Teledeporte y Canal+ Deportes.

FRANCIA