El sexto puesto alcanzando por el conjunto alevín del Colegio Laviada de Gijón en la fase final de Asturias hubiera pasado desapercibido de no ser porque tres de los integrantes de la plantilla gijonesa son trillizos. Es el curioso caso de Álvaro, Gonzalo y Julián Camporro Rodríguez; tres pequeños de 12 años de edad que comparten su afición por el balonmano desde hace más de cinco años.
La historia no deja indeferente a ninguna de las personas que rodean a este peculiar trío de deportistas. El primer sorprendido fue Manuel García de la Cámara, presidente de la Federación de Balonmano del Principado de Asturias: "los vi jugando, y me llamaron mucho la atención. Fue durante la entrega de medallas cuando quise conocerlos, y son como tres gotas de agua".
Por su parte, el presidente del equipo, Pablo Moneya, se mostró muy contento de poder contar con los tres pequeños, el mismo tiempo que confirmó que "aunque no son jugadores que destaquen por encima del resto, sí que son muy rápidos y muy listos".
Eso sí, son tres chicos "muy inconformistas, tienen un carácter muy fuerte", en palabras de su entrenador, Juanjo Basante. "Tener a unos trillizos en el equipo no supone una ventaja porque siempre están discutiendo entre ellos", aseguró antes de reconocer que "sí que es cierto que llevan cinco años en el equipo y eso se nota mucho porque el resto de jugadores son nuevos, prácticamente".