Los Hispanos están acostumbrados a tocar la puerta de la historia una y otra vez. Después del mazazo ante Alemania, el bronce era el siguiente triunfo que alcanzar. Eslovenia iba a ser la rival con la que disputarse la presea, y la que acabaría claudicando, de nuevo, ante una España que le tiene tomada la matrícula con tres victorias consecutivas este año encadenando Preolímpico, Preliminary Round y partido por el bronce de los Juegos Olímpicos. Un 23:22 que encumbra a esta generación en el Estadio Pierre Mauroy en un duelo sufrido hasta la última acción.
LA PELEA, IGUALADA
Los Hispanos tenían que pulsar sus sensaciones después del mazazo que supuso quedarse sin la final olímpica cuando la tuvieron en la mano. Una losa que también tenía encima Eslovenia, que tuvo en su mano en un partido apretado derrotar a la todopoderosa Dinamarca. Pero al final, ni uno ni otro, serían los protagonistas de la pelea por el bronce. Se vio a España muy concentrada, metida en partido, y sin acusar ese cansancio típico de la altura del torneo en la que se estaba. Igualdad máxima en el arranque del encuentro con el 3:3 tras diez minutos.
Los porteros comenzaron a ser importantes. Como si el espíritu de Andreas Wolff siguiese presente en el Estadio Pierre Mauroy, Klemen Ferlin comenzó a hacerse grande bajo palos y dio la primera ventaja a la Selección eslovena en partido (4:6). Los ataques estáticos se atascaban para uno y otro equipo, pero el paso de los minutos ayudó a que España se quitase de encima la presión y volviese a meterse de lleno en la contienda, llevando el marcador hasta el 6:6 a poco más de diez minutos para el descanso.
Jorge Maqueda dio aire fresco a la Selección española con su irrupción en partido. Tanto en ataque como en defensa, el toledano fue clave, junto a Gonzalo Pérez de Vargas, para que ese parcial de -2 le cayese de vuelta ahora a Eslovenia (10:8). Los mejores minutos en lo que iba de duelo de los Hispanos eran puestos en jaque por un Blaz Janc que intentaba echarse a su equipo a la espalda, y obtuvo resultado, con el 12:12 al descanso tras unos siete metros con el tiempo ya vencido de Jure Dolenec.
UN BRONCE PARA ENCUMBRAR A LOS HISPANOS
El bronce se iba a tener que sudar. Más aún cuando los porteros de ambos lados estaban siendo los grandes protagonistas. Klemen Ferlin y Gonzalo Pérez de Vargas estaban llevándose todos los focos mientras el partido estaba siendo un intercambio constante de golpes. La defensa de España y un buen Abel Serdio, imponiéndose en la pelea de los seis metros a Blaz Blagotinsek, ponían el 15:15 tras diez minutos de la reanudación del encuentro, con Eslovenia agarrada como podía al duelo.
Aleks Vlah, que había estado desaparecido en combate en la primera mitad, apareció en la segunda para echarse a la Selección eslovena a la espalda a base de zambombazos a la portería de Pérez de Vargas. Por el lado de los Hispanos respondió un inesperado, un Miguel Sánchez-Migallón como extremo izquierdo anotando dos goles consecutivos que auspiciaba aún más ese intercambio de goles, como si de golpes en un combate de boxeo se tratase. Agustín Casado, en un partido descomunal en lo ofensivo, se encargaba de que la Selección española entrase en los últimos diez minutos con ventaja en el 19:18.
Quedaba la batalla final, que no iba a estar exenta de sufrimiento. Los dos minutos sobre Borut Mackovsek ayudaron a que la Selección española pudiese dar un primer paso hacia la medalla de bronce, con un Aleix Gómez fundamental anotando dos goles en este tramo decisivo. Pero, como si de tenis de mesa se tratase, la bola de la exclusión llegaba de vuelta para los Hispanos con los dos minutos sobre Sánchez-Migallón para hacer aún más épica la lucha por esa presea.
Los Hispanos aguantaron todas las inclemencias y problemas. El thriller que se había reservado el partido para el final también fue un escollo superado. Y es que el marcador, instalado en el 23:22 con el último minuto en juego se mantuvo inamovible. Ni España pudo anotar en manos de Aleix, que acabó lesionado tras un golpe en la rodilla izquierda en una acción a portería, ni Eslovenia consiguió la ansiada igualada. Mackovsek probó fortuna con un lanzamiento clásico del lateral, potente abajo, pero se chocó, de nuevo, con un Gonzalo Pérez de Vargas que cerró ese marcador y, por ende, el bronce.
Una medalla que sabe a oro. Después del mazazo de no meterse en la final, los Hispanos han vuelto a dar una lección de competitividad, coraje y corazón. En nuestro ADN está el competir, contra todo y contra todos, y luchar hasta el final. Sin importar el rival, sin importar el escenario, los pupilos de Jordi Ribera vuelven a hacer historia colgándose el quinto bronce de su historia al cuello, y alargando su idilio con las preseas.
Fotografía: Sasa Pahic Szabo / IHF / Kolektiff