Juan Andréu ve a sus 23 años, la puerta de la selección abierta para disputar el Mundial de Croacia, en el que podrá celebrar su 24 cumpleaños (Sevilla, 20.01.1985).
Andréu salió del colegio Padres Blancos, en el que el balonmano siempre ha cobrado un protagonismo especial, frente a deportes mayoritarios como fútbol o baloncesto. Allí se formó en las categorías inferiores, hasta que tras su etapa como cadete llegó al juvenil del Rochelambert.
Su llamada a la selección juvenil le puso en la órbita de los grandes clubes españoles. Jugando en División de Honor B con el Rochelambert, Barça y Granollers quisieron echar sus redes, y el jugador se decidió por éste último.
Se incorporó al filial y en tan sólo dos años, lograron el ascenso a División de Honor B, manteniendo una meteórica trayectoria que le permitió dar el salto al primer equipo.
Con hambre de títulos, ahora le ha llegado la oportunidad de vestir los colores de España. Ya fue internacional júnior en 16 ocasiones, con un bagaje de 30 goles, siendo su última internacionalidad la victoria frente a Francia (32:27) durante el Campeonato de Europa de Letonia, que se saldó con un 9º puesto.
Antequera le hizo una oferta para volver a Andalucía, pero Juan lo tiene claro, su casa es el Fraikin Granollers, y sólo se moverá para un proyecto más ambicioso si cabe, estudiando poder recalar en alguno de los cuatro grandes, Barça, Ciudad Real, Portland o Ademar.
Este sevillano aún tiene la sorpresa en el cuerpo, “lo cierto es que no me lo creía cuando me han llamado. Pensé que tenía pocas posibilidades por lo que la alegría es inmensa”.
De hecho, Andréu se encontraba disfrutando las navidades en su entorno familiar de Sevilla “y fíjate, ahora tendré que ir a mi casa de Granollers para recoger todas las cosas y posteriormente incorporarme a Algeciras. No me esperaba la llamada y ahora mismo tengo a la familia emocionadísima”.
Su personalidad le permite afrontar este reto consciente de que puede ser el gran salto cualitativo. “No me asusta la responsabilidad, para nada, de hecho ya en el Fraikin Granollers estoy jugando muchos minutos. Yo creía que la única oportunidad sería entrar como tercer pivote, pero claro, el ir de segundo es… Ni me lo creo”.
Seguramente este andaluz de pro, sevillano por los cuatro costados, ha recibido el gran regalo navideño que su deporte, el balonmano, le puede ofrecer.
“Pero soy consciente de lo importante que es llegar, pero mi propio entrenador como mis compañeros que me han llamado para felicitarme me han apuntado, que lo verdaderamente difícil es mantenerse. Ahora quiero demostrar a Valero que puede contar conmigo”, matiza.
Volver a defender a España será mantener vivo el sueño “esperando que podamos hacer un gran papel en Croacia”.