¿Se puede ser madre y seguir compitiendo en la élite? ¿Se puede mantener el nivel de exigencia tras quedarte embarazada? ¿Se puede compaginar la maternidad con la rutina de entrenamientos, partidos y viajes día tras día, sin descanso? Se puede, sí, claro que se puede. Y Darly Zoqbi es el mayor ejemplo de ello.
Con 40 años y 70 internacionalidades a sus espaldas, la que fuera guardameta de las Guerreras ha comenzado una nueva e ilusionante etapa en su vida tras hacer realidad su gran sueño: ser madre. Darly fue capaz de voltear una de las situaciones más complejas a la que se enfrenta una deportista de élite como es una rotura del ligamento cruzado anterior. La noticia llegó en 2021, justo en la previa de los Juegos Olímpicos de Tokio, en el último partido de la temporada 2020-21, donde militaba con el Gloria Bistrita. “Fue durísimo, la verdad. Justo a las puertas de los Juegos, con el primer Mundial en España que se iba a celebrar en diciembre… Fue un shock muy duro para mí”, relata la jugadora.
La mala fortuna se cebó con la jugadora hispano-brasileña, quedándose a las puertas de cumplir el sueño de participar en la cita olímpica: “Eran mis cuartos Juegos Olímpicos, tenía ese sueño y me quedé en la orilla”, reconoce Darly. El núcleo familiar fue quien le sostuvo psicológicamente en aquellos momentos. “Sin mi familia”, asegura, “no habría superado todo esto, mi marido y mis familiares han sido mi gran apoyo”.
Sin embargo, Darly convirtió una mala noticia en una nueva oportunidad. Transformó lo que podría haber sido el final de su carrera deportiva en el inicio de una nueva etapa y tomó la decisión “más importante de su vida”: quedarse embarazada. “Decidí aprovechar la temporada de baja que tenía por delante para tener un bebé. Tenía la presión de dejar de jugar para ser madre. Era la oportunidad perfecta para cumplir ese sueño y dejar de pensar en cuándo sería el momento perfecto”, cuenta la protagonista. “El quedarme embarazada me ayudó muchísimo a mi recuperación. Me hizo ver todo de otro modo, me motivó, me cambió el chip. Mi bebé fue la mejor terapia y la mayor motivación para que, algún día, me pueda ver jugar”, explica.
El 5 de mayo de 2022 nació Nicole. 11 meses después de recibir la noticia de la lesión tenía entre sus brazos a su primera hija. “Fue lo más bonito del mundo y la emoción más bonita que he sentido en mi vida. Una sensación indescriptible y un amor incondicional que solo sabes cuando lo vives”. Darly apuró los plazos de recuperación y, al mes de dar a luz, ya estaba entrenando: “Me cuidé muchísimo durante el embarazo y apenas gané peso. Al mes de nacer yo ya estaba corriendo y entrenando en el gimnasio. El verano pasado me lo tomé como una pretemporada muy exigente pensando en volver a las pistas, pero no fue posible por problemas contractuales con mi club. Yo estaba totalmente preparada para jugar”, reconoce.
La temporada 2022-23 no comenzó para Darly y es la propia jugadora la que destaca el “indispensable apoyo de la Real Federación Española de Balonmano para solucionar los problemas con el Gloria Bistrita y fichar por el Brest Bretagne Handball”, club referencia a nivel europeo en el que ha iniciado su nueva etapa deportiva con 40 años y que actualmente se encuentra en play-off de la Champions y en segunda posición en la Liga francesa. “El apoyo de la Federación como entidad y defensora de las madres deportistas ha sido el 90% de la solución. Se pusieron en contacto con la Federación Rumana y me ayudaron a solucionar los problemas contractuales. La verdad, no tengo palabras para Paco Blázquez, el presidente, que ha estado pendiente en todo momento de mí. Gracias a su trabajo han sido justos conmigo y he podido llegar a la liga francesa”, declara muy agradecida la guardameta.
Ahora, Darly Zoqbi se encuentra “muy ilusionada” por esta nueva etapa que se le presenta: “No podría haber salido mejor. He pasado momentos muy duros y sé que todo en la vida pasa por algo. Tengo una nueva oportunidad en Francia y me agarro a ella para volver lo antes posible a mi máximo nivel. Tengo la sensación de que estoy recuperando mi vida y que he ganado en todos los aspectos”. La ambición y la motivación no han desaparecido en ella, que sigue aspirando a todo y no renuncia a su gran objetivo: “Cerrar mis cuartos Juegos Olímpicos. Estaba a las puertas y quiero conseguirlo. Igual que ganar una medalla olímpica. Sé que no es fácil y que hay muchas etapas previas, pero voy a luchar todo lo que pueda por conseguirlo”.
LA CONCILIACIÓN ES POSIBLE
Compaginar entrenamientos, partidos y desplazamientos con las responsabilidades familiares y maternales no es sencillo. Pero sí posible. Y tiene muchas ventajas, como la propia portera destaca: “Entrenar me ayuda a centrarme en mí, no olvidar mi vida y seguir ligada al balonmano. Mientras que tener a mi bebé me ayuda a desconectar de mi trabajo. Son dos aspectos complementarios en mi vida. Gracias a mi marido puedo permitirme hacer las sesiones dobles de entrenamiento, seguir sintiéndome deportista y, a la vez, ser madre y no perderme ni un momento con mi hija”.
Darly se siente “muy afortunada” por haber podido ser madre siendo deportista de élite y es consciente de las dificultades y trabas que se encuentran las mujeres que compiten al más alto nivel por quedarse embarazada: “Es una realidad. Cada día hay cientos de mujeres que renuncian a ser madres por sus contratos con los clubes y con las marcas, incluso que son apartadas por sus equipos por estar embarazadas. Muchas veces tenemos miedo a dar el paso, pero tenemos que ser valientes, luchar por nuestros derechos, como es ser madre y seguir compitiendo al máximo nivel”.
La maternidad no está ligada a la bajada de rendimiento. Ni mucho menos. “Conozco muchas jugadoras que han vuelto a jugar tras ser madres y son incluso mucho mejores de lo que eran antes. Tener un bebé te cambia la vida y es la mayor motivación para una mujer, deportista o no”, asegura convencida. Las dudas por continuar practicando deporte al más alto nivel no afloraron en Darly durante el embarazo. Ni la grave lesión que sufría ni los meses de gestación le impidieron seguir sintiendo la pasión por su deporte, por el balonmano: “Nunca dudé que quería seguir jugando. Siempre tuve en mente volver a jugar. Estuve muchos meses fuera de las pistas y hubo días malos, pero mi hija ha sido la razón por la que he seguido con más ganas que nunca de seguir jugando”.
Fotografías: J.L. Recio / RFEBM
