#HISPANOS - EQUIPO NACIONAL ABSOLUTO MASCULINO
05/06/2014 - 11:11
Como si de una reválida se tratase, el vitoriano Iker Romero no podía ocultar su satisfacción por disputar el que consideraba su “posible último partido con la selección española”, para acumular la mítica cifra de 200 internacionalidades.
La medalla de oro del Mundial de Túnez 2005, la plata en el Campeonato de Europa de Suiza 2006, donde entró en el siete ideal del torneo, y los bronces en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 y en el Campeonato del Mundo de Suecia 2011, resumen un historial deportivo al alcance de muy pocos.
Cuando ayer el presidente de la R.F.E.BM., Francisco V. Blázquez, con la presencia de su colega polaco, Andrzej Krasnicki, entregaban una distinción a Iker por alcanzar esta cifra de partidos defendiendo la selección, la ovación del público asistente fue el merecido tributo anónimo del mundo del balonmano a un jugador especial.
“Ha sido un placer poder jugar aquí, en este pabellón, con este gran ambiente, y disputar mi partido 200 con la selección española ante un gran equipo como es Polonia. Lo cierto es que ha sido increíble. Quiero agradecer a la Federación el hecho de haberme dado la oportunidad y a Manolo, buen amigo, el que haya querido contar conmigo para una ocasión muy especial para mí”, reconocía el vitoriano al finalizar el choque.
Su adiós de las pistas se ha pospuesto un año, una temporada más en la que los privilegiados aficionados de la Bundesliga, y en especial los del su conjunto berlinés, seguirán degustando la magia de un jugador como Iker Romero.
La medalla de oro del Mundial de Túnez 2005, la plata en el Campeonato de Europa de Suiza 2006, donde entró en el siete ideal del torneo, y los bronces en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 y en el Campeonato del Mundo de Suecia 2011, resumen un historial deportivo al alcance de muy pocos.
Cuando ayer el presidente de la R.F.E.BM., Francisco V. Blázquez, con la presencia de su colega polaco, Andrzej Krasnicki, entregaban una distinción a Iker por alcanzar esta cifra de partidos defendiendo la selección, la ovación del público asistente fue el merecido tributo anónimo del mundo del balonmano a un jugador especial.
“Ha sido un placer poder jugar aquí, en este pabellón, con este gran ambiente, y disputar mi partido 200 con la selección española ante un gran equipo como es Polonia. Lo cierto es que ha sido increíble. Quiero agradecer a la Federación el hecho de haberme dado la oportunidad y a Manolo, buen amigo, el que haya querido contar conmigo para una ocasión muy especial para mí”, reconocía el vitoriano al finalizar el choque.
Su adiós de las pistas se ha pospuesto un año, una temporada más en la que los privilegiados aficionados de la Bundesliga, y en especial los del su conjunto berlinés, seguirán degustando la magia de un jugador como Iker Romero.