El balonmano irrumpe en el Centro Penitenciario de Las Palmas con un curso de monitores pionero que cautiva a una treintena de reclusos. Se abre una vía para que los ahora internos la transiten en el futuro.
Una ilusión cruzó las puertas esta mañana del Centro Penitenciario de Las Palmas, en Salto del Negro. El balonmano accede al Módulo de Respeto de la institución con un pionero curso de monitores al que se han inscrito una treintena de internos. La novedosa experiencia, que se une al de iniciación de baloncesto femenino dirigido por el simpar Carmelo Cabrera, contará con un cartel de lujo entre sus profesores: Tomás Ruiz y Eduardo Déniz serán los coordinadores, mientras el profesorado dispondrá de personal de primer nivel como pueden serlo el colegiado internacional Oscar Raluy, que impartirá las reglas del juego, o el eterno Leoncio Castellano, quien con su verbo y dilatada experiencia amenizará las tardes cuando exponga las múltiples cualidades deportivas y humanas que han arraigado a este noble deporte.
El acto de presentación fue sencillo. Un aula sirvió como escenario para enlazar los dos mundos, el de los organizadores y el de los impacientes alumnos, deseosos de cubrir con una nueva actividad las largas horas de reclusión. Tino II, un grancanario de 47 años, admite que el balonmano fue una de las actividades que practicó cuando era residente de la Casa del Niño: "ahora tengo la oportunidad de volver a vivir cómo era este deporte. Aquí aprovecho al máximo el tiempo. Estoy dando clases de inglés y acabo de culminar el graduado en la ESO. Me queda un año y nueve meses pero voy a intentar que todo el tiempo esté ocupado y sea provechoso. Quizá esta iniciativa me ayude en el futuro cuando ya me haya ido".
Recursos limitados
Estas mismas sensaciones las comparten la mayoría de los inscritos en el curso quienes, de inmediato, reclaman a los gestores la posibilidad de contar con prendas deportivas acordes al evento. Los posibilidades para ello de la Federación de Gran Canaria son, sin embargo, escasas. "Para nosotros supone un gran esfuerzo contemplar este curso dentro del programa federativo", argumenta el presidente insular Florencio Sánchez. "Contamos con la predisposición de los propios profesores, que sacrifican días libres y vacaciones para esta labor social que estimamos de gran valor. Por eso esperamos que el curso sea un éxito en todos los aspectos con los pocos medios que disponemos. Comprobar el número de asistentes al mismo ya nos reconforta".
En la parrilla de salida de esta experiencia hubo presencia institucional: el concejal de Deportes, Roque Díaz, y el asesor del consejero insular de Deportes, Ángel López. Roque les hizo una recomendación muy personal: "disfruten y aprendan con esta modalidad. Yo también fui jugador de balonmano y cambió mi vida". En representación de la institución penitenciaria estuvieron su director, Manuel Moreno, y el educador José Manuel Herráez.
Convalidación de bloques
Tomás Ruiz aclaró a los inscritos que la titulación de monitores les puede servir como apoyo en el momento de reinsertarse en la sociedad y recordó que "hay bloques comunes que se pueden convalidar en el caso de que alguno quiera posteriormente desarrollar un curso en otra modalidad".
El balonmano, ese deporte que ha decaído tanto en la capital pero que ha brindado la última alegría con la presencia en la final mundialista de dos árbitros grancanarios, abre caminos. Y sus logros no caen en saco roto: Oscar Raluy -funcionario de la propia prisión- recibió la ovación de la mañana de las mismas personas que están bajo su tutela.
