Recuerda el extracto del relato quijotesco en el que Don Quijote le dice a su buen amigo Sancho Panza, “porque ves allí, aquellos desaforados gigantes”, ante lo cual el escudero contesta, ¿qué gigantes? Don Quijote “aquellos que ves allí de los brazos largos”, y Sancho, queriendo hacer entrar en razón a Quijote le asevera, “no son gigantes, sino molinos de viento”. La respuesta del hidalgo sonó a sentencia, “ no estás cursado en esto de las aventuras, ellos son gigantes; y si tienes miedo, quítate de ahí”.
Algo así acaba de acontecer en el Municipal de Pinto, en el último partido de la fase de clasificación para el Campeonato de Europa ’09. El equipo nacional juvenil femenino se ha enfrentado a la selección de Rumania, compuesto por una pléyade de jugadoras que físicamente era gigantes al lado de las españolas. Pero el ansia de victoria, el amor propio y, sobre todo, la calidad del balonmano de las nuestras, les hacían afrontar la batalla con el optimismo de luchar por un primer puesto que puede ser muy importante, ya que España partirá como cabeza de serie y tendrá al menos dos segundos en su grupo.
Al contrario que en los dos días precedentes, Jenaro Félix planteó una defensa 6:0, buscando coartar las penetraciones por los espacios que se conceden con defensas abiertas.
Rumania comenzó tomando el control con 1:2 en el minutos 2. Sin embargo, a renglón seguido se vivió una de las constantes del choque, en cada inferioridad española, el equipo jugaba mejor aún, y esta primera se solvento con un parcial de 1:0.
Una defensa que achicaba espacios, con piernas y basculaciones constantes se convertía en un muro infranqueable para las rumanas, que veían como el partido se resquebrajaba en el minuto 17 con 10:5 a favor de las españolas, que solventaban sin problemas las mixtas sobre África y Lara.
En el minuto 20 Melania ponía el 12:6 en el marcador, alcanzando el descanso con un tranquilizador 14:9
En la reanudación, pese a un atisbo de reacción rumana, España mantuvo la intensidad en todo momento, convirtiendo el juego en avalancha, un rodillo al que nadie era capaz de detener.
Las mixtas sobre Lara y la central Paloma Cuevas no daban resultado, y María Esteban, al igual que ocurriera ayer, destapó el tarro de las esencias sellando la portería española.
Almudena destrozaba desde el lateral derecho la defensa rumana y ni el circuito de rotaciones provocó bajar el pistón. España se entregó y Pinto se lo agradeció, festejando una victoria que se convierte en un sello de identidad.
El pasillo final del equipo absoluto femenino, a punto de salir a calentar para enfrentarse a Holanda, a las chicas, refleja la pasión con la que se ha vivido esta clasificación.
ESPAÑA. 31 (14)
Sánchez, Esteban (ps), Falcón (3), Cuevas (3), Segura (3), Rodríguez, Paula García (1), Sempere (2), Arizaga (1), Mújica (3), González (5), Mª Luisa García (1), Rodríguez (7), Rebeca López (2).
RUMANIA. 17 (9)
Mazarean, Arghir (ps), Varga (1), Ciurariu (2), Buceschi (4), Ivan (2), Apipiei (1), Arghir, Pavalache (2), Sabadag, Chirila, Florica (1), Serban (3), Ciolan, Ion, Florea.
2:2 / 4:3 / 9:4 / 12:6 / 12:7 / 14:9 (descanso) 17:10 / 19:11 / 21:13 / 23:13 / 28:15 / 31:17
Árbitros:
La pareja eslovaca formada por Badura y Ondogrecula. Excluyeron a Segura, García (2), Sempere, Arizaga (2), Mújica y López por España; y Varga y Florica (2) por Rumania.
