Pregunta. ¿Qué te llevó a poner rumbo a Francia?
Me vine para vivir con mi pareja, que ya trabajaba en París desde hacía algunos años. Como no nos planteábamos mantener la relación a distancia, tomamos la decisión que tenía más sentido para los dos dado que había más posibilidades de estabilidad y de calidad de vida aquí que allí.
Respuesta. ¿Cómo surge continuar con la práctica arbitral allí?
Tenía muchas ganas de seguir arbitrando así que hablé con Ramón Gallego, que me puso en contacto con François García, que es el presidente de la Dirección Nacional del Arbitraje (DNA) en Francia, quién me puso a su vez en contacto con Sylvie Borrotti, encargada en aquel momento de la formación de los árbitros de categorías nacionales y que poco después fue presidenta del Comité de Árbitros. Ella me buscó un compañero de aproximadamente el mismo nivel que yo y que se quedaba sin pareja justo en ese momento: Florian. Además, se encargó de seguirnos de cerca durante los dos primeros años y todavía está muy pendiente de nosotros.
P. ¿Cómo se distribuyen en Francia las categorías arbitrales?
Desde que llegué a Francia ha habido algunos cambios. Antes, las categorías de árbitros nacionales iban del Grupo 1 (Lidl Star Ligue, Ligue Féminine de Handball y Proligue) al Grupo 4 (G4, que arbitraban la N3M y N2F), pasando por el G2 (N1M y D2F) y el G3 (N2M y N1F). Cuando llegué, me pusieron en el G3 con el objetivo de pasar al G2 a mitad de temporada. Hicimos varios partidos en esas categorías y luego empezaron a probarnos en Primera Masculina y Plata femenina. Como las cosas fueron bien, nos dieron ese ascenso a mitad de temporada, y el stage de enero lo hicimos con el G2.
Esta estructura se mantuvo un año más, el de nuestra consolidación en el G2, y al año siguiente (hace dos temporadas) cambiaron los grupos: el G1 pasó a llamarse Grupo Élite, el G2 pasó a llamarse Grupo Pre-élite (con una reducción de 24 a sólo 6 parejas), y con el resto de parejas del G2, el G3 y el G4 hicieron los grupos federales “Excellence” 1, 2 y 3. En el momento de los cambios nuestro objetivo fue conseguir formar parte del grupo Pre-élite en el que no puedes estar más de 3 años: o asciendes, o te quedas en un grupo federal. La mayor diferencia con España es que allí hay un grupo para ASOBAL y DHF, y otro para DHF y Plata, mientras que en Francia es un solo grupo para las tres competiciones, con 20 parejas este año.
P. ¿Cómo fue para ti el cambio de arbitrar con Samuel Lozano a hacerlo con Florian Veroncini?
Arbitrar con una pareja fija implica adaptarse a la otra persona para evitar errores por falta de coordinación. En ese sentido, el cambio está siendo bastante sencillo porque tanto Samu como Florian me lo han puesto siempre muy fácil al hacer su parte del trabajo con seriedad y diligencia. Son dos grandes árbitros, a pesar de que son personas muy diferentes entre sí tanto dentro como fuera de la pista. Con Florian hubo que hacer un trabajo muy intenso al principio para ponernos al día. Siempre me acordaré de las horas que pasamos viendo vídeos de partidos en el primer torneo amistoso que arbitramos juntos. La buena noticia: no había muchas cosas que ajustar porque ya coincidíamos en la inmensa mayoría de los criterios a aplicar.
P. Tras estar el año pasado en la segunda categoría, das el salto a la élite ¿Qué ha significado esto?
Una alegría enorme, un reconocimiento a la dedicación y al trabajo desarrollado durante todos estos años y, sobre todo, una motivación extra para seguir trabajando y hacerlo cada vez mejor, que es lo único que me ha movido siempre. He dicho muchas veces que el día que tenga la sensación de estar estancado y de que ya no esté aprendiendo ni mejorando mis arbitrajes, lo dejaré. No tiene sentido seguir arbitrando por inercia si no aprendes nada nuevo.
En cualquier caso, buena parte del mérito de este ascenso pertenece también a Samu, con quien aprendí muchísimas cosas y a quien le estaré siempre agradecido por aguantarme tantos años, y cómo no a quienes me han formado en las diferentes etapas. Desde Fito, que impartió el curso en que me convertí en árbitro aspirante en Toledo, hasta Ramón Gallego, Rodrigo Costas, Jesús Pedrido, Julio Gorjón, Miguel Ángel Valero, muchísimos observadores… En fin, muchísima gente a la que me gustaría hacer partícipe de este pequeño éxito.
P. ¿Has tenido algún referente a lo largo de tu trayectoria?
Muchos y, a la vez, ninguno. Muchos en el sentido de que intento aprender de cada arbitraje que veo, sea del nivel que sea. Ver las cosas que puedo incorporar a mi forma de arbitrar. A pesar de que hay referentes claros del arbitraje mundial tanto en España como en Francia, yo pretendo construir una forma de arbitrar coherente con mi personalidad y mi visión del arbitraje, que tiene matices distintos a la de los demás, aunque tenga muchas cosas en común con casi todo el mundo. Esos matices son los que me hacen disfrutar más del arbitraje.
P. Actualmente ¿Vives del arbitraje en Francia?
Vivir del arbitraje no es posible tampoco en Francia, a pesar de que los derechos de arbitraje sean más elevados que en España. La inestabilidad de las designaciones, en un mes puedes tener 6-7 partidos y otro mes no tener ninguno porque haya competiciones internacionales.
Sigue siendo un trabajo a mucho tiempo parcial. Aquí se habla desde hace algunos años de un proyecto de profesionalización del arbitraje, con contratos de trabajo e ingresos suficientes para dedicarse a ello a tiempo completo, pero con la situación actual y las dificultades por las que están pasando los clubes no parece que vaya a salir adelante a corto plazo. Es difícil profesionalizar el arbitraje, hace falta un cambio de mentalidad: si queremos tener los mejores árbitros, habrá que pagarlos como tal y que sean profesionales, como los jugadores.
P. ¿Te gustaría finalizar tu carrera en Francia? ¿Volverías a España?
Por el momento estoy disfrutando muchísimo del arbitraje en Francia y tengo muchas ganas de aprovechar al máximo esta experiencia, sobre todo teniendo en cuenta que mi pareja y yo no tenemos previsto volver a España a corto plazo. Por lo tanto, es difícil imaginar qué podría pasar a largo plazo. Pero para realizar el “viaje de vuelta” habría muchas cosas que no dependerían de mí. Cuando cambié de España a Francia tuve mucha suerte porque encontrar un compañero libre de mi categoría, que no es fácil, y entenderse bien con él y que funcione menos todavía. ¡No hay costumbre de “fichar” a alguien para arbitrar como se hace para jugar o entrenar!
Es una idea bonita la de volver a España a acabar mi carrera “a lo Julen Aginagalde”, arbitrando un par de temporadas (o las que el cuerpo aguante) en mi equipo de toda la vida. Pero me parece que hay muy pocas posibilidades de que ocurra, así que no me lo planteo como una opción real, salvo que Permuy quiera hacerme una oferta muy jugosa para arbitrar allí (jajaja). Mientras tanto, siempre se pueden organizar intercambios: una pareja española podría ir a arbitrar en Francia, y una pareja francesa o franco-española iría a España. Esto ya se ha hecho antes en España, y seguro que sería enriquecedor para ambas federaciones. En cualquier caso, cuando vuelva, porque en algún momento queremos volver, me gustaría seguir ligado al arbitraje y al balonmano.
Fotografía: George Cantarutti