Después de alcanzar la quinta posición en el Campeonato del Mundo de la República Dominicana, el preparador de la selección nacional juvenil femenina, Jenaro Félix, ha aprovechado su retorno a territorio español para hacer balance del torneo.
Reconoce que la primera fase fue «extraordinariamente complicada, ya que teníamos que eliminar al campeón de Asia, Corea del Sur; al campeón de América, Brasil; y al subcampeón de Europa, Rusia«. Para el técnico español, «la primera clave fue, sin duda, ganar el primer partido a Corea del Sur, ya que supuso dos puntos que, a la postre, fueron decisivos«. Menos suerte hubo frente a Rusia, un encuentro en el que las jugadoras rusas «aprovecharon mejor el alto número de exclusiones«.
De los dos restantes encuentro de la primera fase, el seleccionador nacional reconoció que el partido contra Tailandia «fue un relativo trámite«, mientras que el duelo con Brasil «se antojaba decisivo, a pesar de que, finalmente, tuvo una resolución bastante cómoda debido a la capacidad de concentración de las jugadoras durante los primeros 45 minutos«.
Superada la primera fase, Suecia fue el rival en el cruce eliminatoria, «un equipo que, ya por entonces, era un firme candidato al triunfo final«. A pesar de ello, «conseguimos empatar al final del primer tiempo y, gracias a nuestra defensa, alcanzamos las tablas al final de los 60 minutos«. Durante la prórroga, «ellas se alzaron con el triunfo después de dos errores nuestros en el lanzamiento«.
Una vez relegadas de la lucha por las medallas, el enfrentamiento contra la República Dominicana «resultó muy sencillo porque conocíamos sus estrategias al haberlas estudiado durante todo el campeonato, algo que permitió al equipo, además de conseguir la victoria, tener muchas rotaciones y, por consiguiente, llegar más frescas al partido en el que nos jugábamos el quinto puesto«.
En resumen, el técnico español considera que el campeonato ha servido para «continuar con la formación de las jugadoras, y para demostrar que con trabajo, esfuerzo y un poco de disciplina, somos capaces de superar a equipos que, aparentemente, tienen jugadoras más fuertes, altas o con mejores condiciones técnicas«. Todo ello supone «una doble satisfacción: primero porque las cosas que dependen de la actitud siempre son de mayor valor, y segundo porque demuestra que, con trabajo, cualquiera puede conseguir un cierto éxito«.