En medio de Paiporta, en la que cada día se libran miles de batallas para tratar de restablecer la vida previa al paso de la trágica DANA, un club, el Balonmano Paiporta, lucha ahora con más fuerza si cabe por ser un hogar para las 53 jugadoras que forman parte de los cinco equipos federados que lo conforman y que han vivido en primera persona las consecuencias de la terrible catástrofe que asoló, con especial dureza a los territorios valencianos. Directivos, cuerpo técnico y jugadoras han cerrado filas impulsados por una tan bonita como necesaria corriente de solidaridad del mundo del balonmano para hacer frente a su nueva normalidad y que el deporte sea el mejor salvoconducto para ganar la lucha a todo lo que el temporal se ha llevado consigo.
El 30 de octubre de 2024, el Balonmano Paiporta vio cómo, de la noche a la mañana, aquella DANA que causaba consecuencias devastadoras en el municipio, iba a dar un vuelco también a su realidad, construida durante tantos años alrededor del Polideportivo municipal, que quedaba completamente anegado, tal y como relata su vicepresidenta, Sonia Hernández: “Nos vimos el día 30, además de con la desgracia de ver cómo estaba todo el pueblo, con que habíamos perdido donde entrenar y donde jugar”.
Desde aquel día, el club se puso en marcha en busca de soluciones para poder seguir desarrollando su actividad, porque esa era la mejor forma de ayudar a las jugadoras y sus familias, muchas de ellas sobreponiéndose, simultáneamente, a daños materiales sufridos tal y como confirma la directiva: “Hay muchas niñas que han perdido sus casas completamente con sus equipajes y todo”. Por ello, a poco más de una semana de la tragedia, el club ya consiguió que las niñas tuviesen la posibilidad de volver a juntarse de nuevo para disfrutar del deporte, lo más importante tras los duros momentos vividos, el dónde era entonces secundario. “Sobre el 7-8 de noviembre ya pudimos llevarlas a un parque. Nos acercábamos con las botas de agua hasta un lugar donde ya no había barro para hacer ejercicios físicos y al siguiente entrenamiento, todavía rodeados de coches siniestrados, hicimos un poco de actividad con balón”, comenta.
VUELTA A LAS PISTAS, REGRESO A LA ILUSIÓN
El parque fue el lugar simbólico de ese progresivo regreso a la actividad deportiva del Balonmano Paiporta, pero la verdadera medicina llegó con el regreso a las pistas, tal y como confiesa su vicepresidenta: “A los dos entrenamientos allí vinieron muy poquitas niñas, pero cuando fuimos a entrenar a pista, volvieron de golpe 40 niñas y ahí se apreció realmente la necesidad que tenían de salir”.
Anegadas sus instalaciones habituales, y sin previsible fecha para su reacondicionamiento y reapertura tanto por problemas logísticos como legislativos, como explica su vicepresidenta, el club encontró su ‘salvavidas’ en el Colegio Jesús María de la Fuensanta en Valencia, colegio en el que militara en su etapa educativa la directiva y que no dudó en abrir sus puertas al Balonmano Paiporta para acoger sus sesiones de entrenamiento. “Nos dijeron que abrían el colegio para nosotros el tiempo que fuese necesario”, expone con claras muestras de agradecimiento.
UN SOS, QUE DESENCADENA UN TORRENTE DE SOLIDARIDAD
Encontrar ese ‘nuevo hogar’ para recobrar la mayor normalidad posible en estas circunstancias, fue el gran estímulo para todos los integrantes del club que, sin embargo, seguía necesitando ayuda aún en muchos frentes: “Además del pabellón, perdimos balones y ropa deportiva que teníamos en los coches, antes de la DANA, para repartirla”, confiesa Sonia Hernández. Por ello, se vieron obligados a realizar un llamamiento de SOS en redes sociales que desató una ola de solidaridad en todo el mundo del balonmano.
“Nos llamaron muchos clubes para ofrecernos ayuda material y económica, que nos están cediendo sus pistas para jugar los partidos, la Fundación Trinidad Alfonso nos puso un autobús para desplazarnos a los entrenamientos en el colegio valenciano, la Federación Valenciana nos está ayudando a conseguir pabellones para los partidos, la Federación Española nos envió balones y camisetas que se les dieron a las niñas la semana pasada…”, comenta. Además, también destaca cómo llegaron al Balonmano Paiporta emotivos mensajes de ánimo, que son el mejor impulso para luchar por salir adelante: «Recibimos cartas de otros niños de otros clubes, con las que hemos llorado, nos hemos sentido arropados por muchos clubes de toda España”.
Aún queda mucho trabajo por hacer y es que hay reparación que es mucho más importante y costosa en estos casos como es la psicológica y en la que, como explica Sonia Hernández, todavía existe una barrera en las jugadoras a la hora de hablar de cómo les ha afectado todo lo sucedido: “Hay niñas que lo han pasado mal, que les ha costado venir a entrenar, hay otras que deseaban volver por olvidarse un poco de todo… Quizá les falte un poco de abrirse y contar. Entrenan, se divierten, pero no te cuentan cómo lo han pasado. Sí que te dicen, estoy viviendo en casa de mis primos… pero la experiencia de cómo pasaron ese día no se han abierto lo suficiente para contárnoslo”.
Sin embargo, Balonmano Paiporta confía en que el tiempo y la ayuda y solidaridad recibidas vayan poco a poco cerrando las heridas, tanto visibles como invisibles que ha ocasionado la DANA. El club es hoy, por toda la situación vivida, aún más fuerte para luchar por el futuro de todas las jugadoras que forman parte de él. Las primeras, unas jugadoras para las que el balonmano se ha convertido en su mejor medicina para aparcar los difíciles momentos que ha dejado consigo el paso del temporal. “Coger los autobuses para ir a entrenar y poder salir de aquí nos ha venido bien, para ellas está siendo una liberación”, admite su vicepresidenta, que añade que esta situación es muy diferente a la vivida con la Covid-19 donde existía la restricción de transporte. “Aquí, dijimos, esto no va a poder con nosotros” antes de reafirmarse “tenemos ganas de trabajar por ellas”. Y es que, las peores situaciones son siempre los mejores escenarios para salir reforzado y así quiere demostrarlo Balonmano Paiporta, que tiene a todo el mundo del balonmano a su lado para ganar esta batalla.
Fotografía: Sergio Estellés